25 de febrero/ 4 pm
- Che, ¿alguien sabe si se hace en Tucumán la protesta por el cambio climático?
- No. No se hace nada. ¡Hagamos!
Con esa conversación en la red social que usan los sub 30 (Facebook es para la gente mayor, se ríen), emergió en Tucumán la agrupación “Salvarnos salvando”, integrada por jóvenes provenientes de distintos barrios, colegios y facultades, pero con un punto en común: su compromiso con el medio ambiente. Agostina Guillén (18 años, futura diseñadora gráfica) fue quien formuló aquella respuesta que luego iba a germinar en un grupo con unos 150 integrantes. “En 10 años no habrá vuelta atrás”, dice. El pasado 15 de marzo, tomaron la plaza Independencia en el marco de una ola global de protestas contra el calentamiento. Días después, fueron en auxilio del parque Avellaneda. Levantaron botellas, cajas y sorbetes. Con los envases de vidrio llenaron seis bolsas de residuos de tamaño industrial. Pero como no tenían vehículo para trasladarlas hasta algún centro de reciclaje, las dejaron en el departamento de Arturo Cuello (19 años, estudiante de abogacía). “Vivo cerca, así que las acomodamos ahí”, cuenta con la naturalidad de quien se lleva a su casa un paquete de fideos. Al tiempo organizaron un eco canje. Y este viernes se sumarán a la jornada “Fridays For Future”, también conocida como “Huelga por el clima”. Se trata de un movimiento internacional de alumnos que, en vez de ir a clases, participan de manifestaciones para reclamar acciones contra el calentamiento.
“Los jóvenes nos hacemos cargo; exigimos justicia climática ahora”, añade Agostina. Es que, desde su mirada, se ha llegado a un punto extremo. Y los tucumanos no son la excepción: “por donde uno camina, ve basura tirada. Los adultos están destruyendo nuestro futuro. Se preocupan solo por la economía. ¿De qué nos servirá el dinero en un mundo con temperaturas extremas? Ustedes se van, pero nosotros nos quedamos. Seguir sin hacer nada no es opción. Nos dirigimos a un estado irreversible”, declara.
Enseguida, Arturo toma la palabra para reforzar los conceptos de su compañera. “En nuestras redes sociales circula información sobre la ecología. Todo el mundo publica algo. Pero desde los 30 para arriba, ni publican ni comparten. Parecen impermeables”.
Para que las reuniones de “Salvarnos salvando” sean fructíferas, los más activos se han puesto a la cabeza de una serie de comisiones, decididas y nombradas por ellos mismos. La comisión de burocracia se encarga de gestionar los permisos en las oficinas gubernamentales. La de información tiene a su cargo la tarea de difundir datos entre ellos mismos, para que no decaiga el espíritu de lucha. Por ejemplo, en los últimos días han hecho mención a la celebración internacional por el Día de Tierra (que se conmemora mañana). Entre sus iniciativas, figura la elaboración de un proyecto para que la ciudad de San Miguel de Tucumán cuente con una planta de reciclaje, como la que funciona en Tafí Viejo. Otra de las metas consiste en dictar charlas en las escuelas, pues piensan que se necesita educación ambiental. Además, hacen hincapié en la importancia de mover la conciencia de la clase política.
“Le exigimos al gobierno de Tucumán que ponga el foco en el cuidado de la naturaleza. Todos los problemas actuales no tienen sentido sino hay planeta. ¿Cómo puede ser que las peatonales estén desiertas de árboles? ¿Qué están haciendo?”, indaga Agostina.
La gente, cómoda
La asociación cuenta además con un grupo de WhatsApp, a través del cual pasan avisos y coordinan actividades. A sus 19 años, Aimé Acevedo es señalada como una de sus líderes. Ella agrega que, como el deterioro de la Tierra les concierne a todos los actores sociales, es necesario que esa incumbencia conjunta sea asumida. “La gente está cómoda. No comprende la densidad que han adquirido los problemas ambientales. Debemos darnos cuenta del desperdicio que hacemos del agua, por ejemplo”, apunta con un tono de incredulidad. Luego menciona la urgencia de reducir el consumo de alimentos ultra procesados y de origen animal porque -explica- se debe tender hacia un equilibrio entre sostenibilidad y alimentación.
El pasado 15 de marzo, con motivo de la movilización La Hora del Planeta, el Foro Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) recordó -justamente- que para producir un kilo de carne se necesitan 15.500 litros de agua. Por ello, este año, en su duodécima edición, la convocatorio instó a los ciudadanos a asumir cualquiera de los siguientes retos: un día sin carnes; un día sin plásticos de un solo uso (cada año se vierten 100 millones de toneladas de plástico a la naturaleza) o un día sin emisiones de gases de efecto invernadero (el transporte urbano es el causante del 30% de todas las emisiones de CO2). Aaron Aaron Kaliman Levy -21 años, estudiante de Ciencias de la Educación- piensa que este último reto resulta crucial, pues el cambio climático representa el gran desafío de la humanidad para este siglo. “Hoy, el reemplazo del auto por la bicicleta, la caminata o aunque sea el ómnibus no es un tema ni entre la juventud. A todos no cuesta salirnos del auto”, observa.
En definitiva, queda claro que a estos chicos el compromiso les viene desde adentro. Que en esta generación subyace la esperanza. La esperanza de un mundo en el que el hombre respete al hombre, a los animales, a las plantas y a ese universo que todavía le da cobijo. Se trata - simplemente- de salvarnos salvando.
Decálogo por la Tierra
1- Que se abra una planta de reciclaje en la ciudad de San Miguel de Tucumán.
2- Que el Gobierno provincial cumpla con su promesa de un árbol por cada tucumano.
3- Que el Gobierno les explique a las personas cómo deben separar sus residuos.
4- Que el Gobierno les exija a los ingenios y empresas, en general, el cumplimiento de las leyes ambientales.
5- Que en las escuelas y facultades se instalen puntos de recolección de plásticos.
6- Que se realicen campañas para reducir el consumo de carne en la alimentación de los tucumanos.
7- Que se instalen más basureros en las principales ciudades.
8- Que se siga fomentando el uso de bolsas de tela.
9- Que se reduzca el consumo de plásticos de un solo uso.
10- Que el Jardín de la República sea eso: un jardín, y no un basurero. (Firmado: lxs chicxs de “Salvarnos salvando”).